
Enfocar la política de sustitución de cultivos ilícitos del Gobierno por regiones y no por individuos ni por familias, esa es la nueva iniciativa que planteó este jueves el presidente Gustavo Petro para contrarrestar el incremento en la productividad de las siembras ilícitas que, según un informe de Naciones Unidas, está ocurriendo en nuestro país.
“La hoja de coca está creciendo en productividad, no en tamaño de los cultivos. Entonces, lo que tenemos que proponer es como sustituto, que es nuestra política, sustituir regiones, no individuos, no familias, porque entran inmediatamente en peligro. Pues tiene que ser por una producción que incremente también su productividad”, manifestó el jefe de Estado, durante una jornada de impulso a la agroindustria y la comercialización celebrada en la región del Catatumbo.
También propuso que Colombia y Bolivia asuman el costo de una medición independiente ante el Comité sobre Drogas de las Naciones Unidas, para que “tengamos una información certera que nos ayudaría en los próximos años a tener un uso útil y benigno de la hoja de coca”.
Frente al informe de la ONU, indicó que “nos está diciendo es que un año para el otro, del 2022 al 2023, se duplicó la productividad de la hoja de coca por hectárea, en toda Colombia. Eso significa maneras de sembrarla diferente, eso significa fertilizantes diferentes, eso significa variedades de las semillas diferentes”.
Ese incremento, afirmó, se ha ralentizado. Realmente creció hasta el 2020 y más o menos ahí se conserva un techo” y se evidencia en otros puntos de América Latina y América Central. Seguro que hay otras zonas que aún no conocemos, aunque admitió que el hecho de que el país llegue a 250 mil hectáreas sembradas “representan más o menos el 60 % del total de cultivos de hoja de coca del mundo que todos están en América Latina”.
Resalto que lo “importante de ese estudio es la manera como los europeos tratan este tema –y es importante discutirlo–, porque ponen el potencial de producción y se dispara exponencialmente”.
Descartó la fumigación, “que ha sido la gran estrategia usada como posible solución para detener ese incremento ahí, por no sé por cuánto, ¿20 años? Hasta que la prohibieron, pues no funciona, porque cae y mata una cosecha. Pero si se usa glifosato, que es el químico preferido, pues esa cosecha vuelve a nacer y entonces literalmente se está haciendo un negocio con el glifosato”.
Además de infraestructura —concluyó el presidente—, “necesitamos Ejército, porque esto no es una estrategia ingenua, tiene que ser político – militar. Entre más disminuyan los cultivos de hoja de coca, más paz habrá en la región. No por culpa de la hoja de coca, eso no tiene la culpa, por culpa del consumo en los países más poderosos de la tierra que no se excusan ante nosotros, sino que nos echan la culpa. Cuando la culpa la tienen son ellos, por consumir”.