
La confirmación del hallazgo sin vida de Valeria Afanador Cárdenas, de 10 años, estremeció al país entero y puso a prueba la capacidad de respuesta de las instituciones. Tras 18 días de intensa búsqueda, su cuerpo fue encontrado en inmediaciones del río Frío en Cajicá, Cundinamarca, por un campesino de la zona.
El mayor general Carlos Fernando Triana Beltrán, director de la Policía Nacional, anunció la conformación de un equipo de investigación élite de la Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) que tendrá como tarea única esclarecer los hechos que derivaron en la trágica muerte de la menor. “Hoy es un día triste para Colombia. He dispuesto que el caso sea investigado con prioridad máxima y bajo la orientación metodológica de la Fiscalía General de la Nación”, expresó el alto oficial.
La investigación entra en una etapa crucial. El reporte forense de Medicina Legal será determinante para trazar las líneas de trabajo: establecer la causa de la muerte, determinar si el cuerpo fue movido recientemente al lugar del hallazgo —como sugieren las primeras observaciones— y definir si existió participación de terceros en este crimen que ya ha sido catalogado por la comunidad como un hecho atroz contra la niñez colombiana.
El gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, no ocultó su consternación: “¿Qué puede pasar por la mente de alguien que arrebata la vida a una menor indefensa? Este hecho tan doloroso no quedará en la impunidad”.
La tragedia de Valeria se ha convertido en un símbolo nacional de indignación y reclamo de justicia. Vecinos, familiares y miles de colombianos se han unido en vigilia, acompañando a la familia Afanador en medio del dolor y exigiendo garantías de verdad y reparación.