El fútbol y servir a los demás, sin esperar algo a cambio, han sido las grandes pasiones de Leison Moreno Martínez, un hombre afro de 39 años cuya historia de vida hace parte de la Bogotá no Contada. Esta ciudad guarda narrativas que ejemplifican el esfuerzo, la disciplina y la transformación positiva en diversos rincones de la capital, inspirando a sus habitantes a perseverar en la búsqueda de un futuro mejor.
Desde muy pequeño, en su natal Quibdó, capital del departamento del Chocó, Leison Moreno Martínez debió asumir el rol de padre para sus siete hermanos. Eran momentos difíciles, pero el ejemplo recibido por su familia no le hizo dudar de que era necesario empezar a trabajar para conseguir el sustento necesario y seguir adelante son sus estudios.
«Tuve una infancia un poco compleja y dura, de sacrificio, éramos muy humildes. En un momento, tuve que ponerme a vender productos como paletas y cucas, de todo un poco», aseguró Leison, quien manifiesta que esta circunstancia le ayudó a entender que la vida se compone de retos que se deben asumir, y es un ejemplo que trata de transmitirles a sus hijos de 15 y 4 años de edad.
Su llegada a Bogotá, hace casi 26 años, fue un nuevo desafío. Con su mamá y sus hermanos se instalaron en el barrio Patio Bonito, en donde tomó mayor fuerza su deseo de ser futbolista y de aportar a su comunidad.
«Intenté mostrar mi talento para el fútbol en varias partes hasta que llegue a la categoría 1985 en Santa Fe; allí, estuve 3 años, muy feliz. Pero no tenía patrocinios ni facilidad de transporte y, además, en ese tiempo el equipo no andaba bien. Allí tuve compañeros como Stalin Motta, fue un momento importante en mi vida», relató este líder comunitario.
Ante los desafíos para seguir adelante como futbolista, Leison decidió continuar con sus estudios, obteniendo su diploma de bachillerato y luego capacitándose como técnico en sistemas y entrenamiento deportivo, una actividad que ejerce en la actualidad.
«Una persona me invitó a fundar una organización y así nace ‘Colombia Creando Futuro’. Empezamos a ver el talento de los chicos y buscar que aprovecharan bien el tiempo libre», señaló Moreno Martínez, quien también creo la organización ‘Gigantes del Soccer’.
En la actualidad, junto con los profesores Carlos Caicedo y Alexánder Martínez, llevan más de 15 años trabajando con jóvenes deportistas de Ciudad Bolívar, principalmente en la zona de El Paraíso. Aunque han tenido discípulos de otras localidades, varios de ellos provienen de poblaciones desplazadas por el conflicto. «Muchos de ellos ya son adultos, pero siempre nos expresan su gratitud porque afirman que, de no ser por nuestra ayuda, podrían haber tomado caminos equivocados», afirmó.
Su escuela actualmente cuenta con alrededor de 120 niñas, niños y jóvenes, quienes practican fútbol en las canchas del parque público Illimani, fomentando un ambiente de sana convivencia y compañerismo. A pesar de los obstáculos, como la falta de uniformes para todos los participantes del proyecto, siguen adelante con su compromiso de brindar oportunidades a la juventud de la comunidad.
«Los uniformes los deben proporcionar sus padres pero a veces, en los partidos, hay casos en que los chicos se los deben prestar porque no todos tienen. Esto nos ha traído inconvenientes cuando jugamos partidos de la Liga de Bogotá, ya que no se permite que más de un jugador use el mismo número, pero ahí vamos…», sostuvo Leison.
La búsqueda constante de recursos es una realidad para los tres profesores, quienes han recurrido a préstamos y rifas para solventar sus necesidades. «Para ingresar a la Liga de Bogotá, tuvimos que solicitar dinero prestado, pero confiamos en que Dios nos envíe un ángel que nos ayude con la deuda. Además, mantener una oficina en arriendo representa un desafío financiero. Aunque algunos padres nos colaboran, los recursos no son suficientes. En este momento, no estamos en una situación favorable», afirmó.
Sin embargo, a pesar de las dificultades financieras, el proyecto de los profesores continúa avanzando y mirando hacia el futuro. Su objetivo inicial es proporcionar a los niños, niñas y adolescentes refuerzo escolar, clases de inglés y de sistemas. Además, siguen explorando oportunidades para sus jugadores de fútbol.
«Hemos logrado que cuatro de nuestros jóvenes viajen a México; uno de ellos incluso firmó como profesional, mientras que otro partió hacia Estados Unidos. Tenemos otro jugador pendiente de una posible oportunidad en Qatar. A pesar de que no vemos ganancias económicas, la felicidad y la alegría que obtenemos son invaluables», concluyó el profesor Leison.
Historia tomada de la Secretaría Distrital de Gobierno.