
Con arengas, pancartas y bajo la lluvia, miles de ciudadanos colmaron las calles del centro de Bogotá este jueves 7 de agosto, en una jornada multitudinaria de respaldo al expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado recientemente a 12 años de prisión domiciliaria.

La Plaza de Bolívar fue epicentro de una de las manifestaciones más masivas del año. Desde tempranas horas, simpatizantes del expresidente Uribe llegaron con camisetas blancas, banderas de Colombia, mensajes de defensa a la democracia y una consigna común: “Uribe inocente”.
Durante la jornada se vivieron momentos emotivos. Familias enteras, adultos mayores, jóvenes universitarios y líderes políticos acompañaron el recorrido que partió desde distintos puntos de la ciudad y se unió en una sola voz frente al Capitolio Nacional, donde se desplegó una enorme pancarta verde con el mensaje central de la protesta.
A pesar del fuerte aguacero que cayó sobre Bogotá, los asistentes no se retiraron. Al contrario, la lluvia fue interpretada por muchos como un símbolo de resistencia y purificación democrática. La senadora Paloma Valencia y la precandidata presidencial Vicky Dávila hicieron presencia en la marcha, saludando a los manifestantes.
ANC Televisión estuvo presente desde la Plaza de Bolívar para registrar la jornada en tiempo real, con testimonios ciudadanos, líderes del Centro Democrático, y escenas inéditas que quedarán registradas en la historia política del país.
A nivel nacional, se reportaron concentraciones similares en Medellín, Bucaramanga, Neiva, Pereira, Villavicencio, Montería, Cali y ciudades del exterior como Miami, donde incluso una avenida fue bautizada “Avenida Colombia” en homenaje a la comunidad colombiana y a Uribe Vélez.
En Cali, la manifestación coincidió con la etapa final de la Vuelta a Colombia, generando un encuentro particular entre deporte y política. Sin embargo, también se reportaron roces entre seguidores y detractores del expresidente, los cuales fueron contenidos a tiempo por la Policía Metropolitana.
Esta Gran Marcha Nacional deja una huella contundente: parte del país clama por una nueva lectura judicial y política del caso Uribe, en una Colombia que sigue profundamente dividida entre afectos y rechazos hacia una de las figuras más influyentes de su historia reciente.