
Bogotá y Colombia están de luto. La noche de este viernes 8 de agosto, la Fundación Santa Fe confirmó el fallecimiento del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado armado ocurrido el pasado 7 de junio en la capital del país.
El país entero seguía minuto a minuto la evolución de Miguel Uribe Turbay desde que, hace dos meses, un ataque a tiros interrumpió abruptamente su carrera política y su vida personal. El hecho ocurrió en medio de un acto público en el occidente de Bogotá, dejando al congresista con graves heridas en la cabeza y la pierna.
Desde entonces, el senador permaneció internado en la Fundación Santa Fe de Bogotá, sometido a múltiples intervenciones neuroquirúrgicas y a un tratamiento intensivo para revertir el severo daño neurológico que sufrió. Pese a los esfuerzos de un equipo médico multidisciplinario y al acompañamiento constante de su familia, su condición se deterioró hasta llegar al fatal desenlace.

Su fallecimiento genera un profundo impacto político y social, no solo por su rol en el Congreso, donde fue una voz activa en los debates sobre reformas estructurales, sino también por el simbolismo del hecho que lo llevó a la muerte: un atentado contra un líder político en ejercicio, en pleno escenario democrático.
Colombia despide hoy a un dirigente que, a sus 39 años, había logrado consolidar una carrera pública destacada como concejal, secretario de Gobierno, senador y, más recientemente, aspirante a la Presidencia de la República.